Cintura rodeada de caricias perdidas,
la calma en miligramos jugando en su boca;
quizá deba partir,
duplicar la danza
o dejarse vivir.
¿Quíén cerró su boca
si nunca abrió su aliento?
¿Quién tomó prestado
su pedir consuelo?
¿Quién predijo que volver a casa
era despertar con miedo?
Abre la puerta
y el columpio de sus sandalias
interrumpe la media sombra.
En este reflejo de una mesa sin mantel
se ocultaron los puntos suspensivos
y sin escalar hasta su pecho
las colillas del tabaco rumian cesantías:
acumular hechizos de otras quemas
sólo trajo el dulce dolor
del mientras tanto.
Este paisaje de besos de diagrama,
este amor guardado en archivos,
esta golosina de píxeles,
este formato de cariño con caritas de molde,
este refugio de pies lastimados,
este fin de fiesta mandando mensajes
es un cuadro borrado por la yema de sus dedos.
En el retazo de una noche nunca encontrada
sigue retocando el recuerdo.