Nada del tiempo

Author: Javier F. Noya /

Nada del tiempo

Todo del orgasmo.

Nada del tiempo

Algo de tus labios.

Nada del tiempo

Poco de tu ropa.

Nada del tiempo

Mucho de tus nalgas.

En esta tarde

Que pasa por la ventana

Sin dejar rastro.


Porque el tiempo es nada

Porque el tiempo nada

Y nacen hijos de todo

Y mueren padres a cuerda

Y se apilan baterías

Que piden drogar las napas...


Pero eso no importa.

Queda lejos de este crepúsculo

Donde tarde/ sombra/ farol

Es contemplar el círculo

Que destaca tu vientre.


Y las cosas se cansan de mis excusas

Y tu vulva no me justifica

En esto tan ojo en que refugio

Todo lo verbo que es mi semen.

Ese libro (convocatoria de Rochies)

Author: Javier F. Noya /

“¡Tenés que leer Rayuela! ¡Vos tenés que leer Rayuela!” Era el eco que sonaba en mi mente mientras los pasos seguros de quien cuenta con sus primeros sueldos para gastar continuaban la caminata firme hasta el fondo de la librería. Sin rendir cuentas, sin reparar en consecuencias, en la intimidad de saborear el gusto de obtener lo deseado por sus propios medios, todo un orgullo. Me detuve en seco frente al anaquel de literatura argentina y buscando en el orden alfabético de los estantes, las manos de Marcela iban y venían, enmarcando su cabellera ondulada, larga y desgreñada, como si señalase los bordes de una senda que debía seguir, como si antes que una orden, fuera un reugo de que  lo leyera, como si fuera una necesidad para salir del trance de Artaud
el momo
allí, donde se permite fornicar antes
que yo
y el otro ponerlo más erecto
que yo en mí mismo....

Buenos Aires niebla blues

Author: Javier F. Noya /

Gracias de a miles a esos dedos y discúlpeme si me quedo besando al cielo que nos queda a pedir de boca. ¡Linda niebla! Y gracias nuevamente. Una niebla de estas en Buenos Aires y le damos una vuelta cósmica al tránsito, despegamos para nunca más volver al subte. ni al tren, ni al bondi, hechizados por los ojos de quien nos mire. Niebla púrpura, acorde de séptimas y novenas, ligados de nubes, y la calle pierde el himen de su burbuja pop...inspirador..blues de humos descendiendo para acariciar la vereda, ocultando la altivez de las esperanzas que se pierden en nuestro relativo arriba, un celeste prestado que, a veces, nos lleva a creer que nos elevamos...inspirador...no hay arriba ni abajo fuera de esta pelota de trapos de lava seca, bendecida porque la lluvia olvidó el sulfuro. Aunque eso es por ahora, dura al menos para esta caminata de tranco espeso y vacilante, hundiéndose en la turbia luminosidad de la luz capturada por esta niebla que corta, al ras, lo que queda de noche. Gracias de vuelta por esta trémula lumbre amarilla que corre un poco este follaje de sueño y me permite seguir viendo su mano, sólo su mano . No me dieron una mano, una mano me dio, puedo asegurarlo aun dentro de este tronar confuso de bondis cruzando hacia algún lugar invisible en tonos de cuerda estirada para prolongar un lamento, un futuro arrastre hacia la armonía tonal de la nostalgia...Pop se esconde, la distorsión chirria entre frenadas urgentes. La calle turbia también busca una salida. Entonces me voy de acá, despego.

162 palabras

Author: Javier F. Noya /


Presientes la vida
En el minuto ido:
Tu piel
no es la misma
Ni tus ojos
Ni tu sonrisa.

Un resumen
temeroso y revuelto
Sostiene
-pulso débil-
Lo que dejó
La piel muerta
que deja el cuerpo

Que ya es otro,
Inmediatamente otro
Inevitablemente otro
Íntimamente otro
Aun al aferrarse
al cordel atado
Al sendero seguido
Por lo que ya murió
Con el ansia y el miedo
De no saber quién es.

Ése es
tu cabello
Tu corazón
Tu digestión
Y la cruel y constante
matanza carnal.

Éste es
el sentido del minuto:
Renovación,
gestación,
Defunción,
y la cuestión
De darle nombre
Al conjunto de fragmentos
Que acumula esos ciclos:
Las primeras
Segundas
Terceras personas.

Persona conjugando
Personas conjugando
acotando la relación
De quien o quienes
Pone o ponen
en palabras
lo que es del acto:
Se pretenden existentes,
Poderosos del presente
Sabios del pretérito
Conjuradores del futuro;
Acción para no aceptar
Su vida y su muerte
Haciéndolos otros



A cada instante.

Para una noche de ausencia forzada

Author: Javier F. Noya /

Sabor a cuerpo,
me dejaste el sabor a tu cuerpo
que logro entretener
mascando aliento.

“Aire”; “sólo aire”
dirán las noches sin viento,
quietud que sumerge el abismo,
la calle perdida,
una nota de tos
en la sonata del silencio

y en aromas de glicinas despertando
el sur
viento
sur
periplo
sur
escarbando
en los calores venideros,

avanzando entre sorbos
que alivia infiernos inodoros,
que fuerzan a la noche
a su terreno verdadero:
la nada,
el calor ausente,
el frío resistiendo.

Y mientras mascullo tu sabor
esta cara de invierno
alejándose en el espejo.

Palpar la verdad

Author: Javier F. Noya /

Decir la palabra es conjurar la magia hechizante de su eco. La palabra hurga en los laberintos de tu desmemoria y diluye, filosa y mortal, la distinción de tus sentidos: la pronunciación  mensajera muele las razones y las palpitaciones, desmembrando la mesura. Entonces somos bien o mal, o la conformidad de nada haciendo ruido y creyendo fijar el mundo en su arrogante sintaxis.
           Pero cuando somos alarido, tu explosión expande mundo, tus esquirlas calan ardientes y cortan el estar pendiendo de una noticia vieja que fermenta la espera: evapora el miedo que desconoce su motivo. Por eso sostengo que pronunciar da sospechosa vida. Esparce comillas sembradas entre sepelios y estimula el trance furtivo de amores yertos que afilan las uñas con las que aferrarán la pretensión de esta razón pedante de someter el universo a un listado de letras o rezos para garantizar, así, su perennidad.
            Los besos de trémulas cortezas de carne tibia sucumben a diario y dejan legados cargados a ciegas, y sólo pronunciando dan sentido al peso de la espalda, al clavo que perfora, a la espina que corona, al dolor que vale la pena; porque la palabra es el altar del alma esclava.
            Quiebro tus labios con vientos secos de aliento sordo para no pronunciar tu condena y sólo escucho las brisas que susurran reflejos de cantos de orgasmo. Bebo su tinta, escribo en su caudal y entonces veo, sin el hechizo de la frase dicha, si el amor inunda la geografía de nuestra cama. Sólo así palpo la verdad y mi tacto sabe que no yacen, arrugados bajo el sudor,  piadosos trucos de magia.

Brevísimo manifiesto de la palabra autor

Author: Javier F. Noya /

¿Qué sería de este hombre hecho faro, erguido en su costa y con la intermitente luz de su entendimiento palpando la oscura inmensidad que lo rodea, si aclarase en un instante la vida y supiera que sólo le resta seguir el sabio camino de los elefantes, el trayecto necesario para depositar su osamenta cansada donde todos, antes que él, las dejaron?  ¿Qué sería del albedrío, libre o esclavo, que decide forzando la deriva? ¿Qué sería del ritmo de sus mareas su supiera que un poco de luz de luna es sólo un síntoma? El acantilado se enarbola cuando la espuma brota como un exabrupto del ronquido de la rompiente, tan grave, tan profundo, tan debajo. No horadará la piedra tan rápidamente. No demolerá los muros con tanta premura. La paciencia es virtud de lo natural, la constancia el modo sigiloso de cumplir su cometido. Lo imperceptible es aliado incondicional que define el instante, el vaivén de las olas, el silbido del viento, la espuma explotando y deshaciéndose en burbujas  débiles como el intento de detener un segundo. El hombre emite destellos de algo que surge de sí mismo y a veces ayuda, orienta algunas vaguedades destinadas a varar o estrellarse sin estridencias ni testigos, como un designio definido con precisión. Nos ofrece una mano, un picaporte, una llave, un puente tal vez. Entonces, los abismos se alejan, el rumor y la sal son parte de la música y el aroma del paseo y el camino es una transformación indeterminada: es el momento en que los sueños traspasan los ojos y se ponen delante, es la fecha en que mueren para resurgir en papeles, ideas, paños, telas, sonidos; el momento-ariete en que dejan el tibio capullo de nuestras mentes y vuelan hacia el otro, tu sentir testigo, tu gusto, tu tacto, tu oír, tu vibrar; todo en juego, todo apostado, todo volviendo a transformar sin planes ni senderos demarcados, jugando a ser un hilo constante de tramas urdidas sin la conspiración del que busca la eternidad ni la decepción del que se sabe desahuciado. Así descubre que autor es sustantivo colectivo.

Comprender

Author: Javier F. Noya /



En el fragor de la pregunta calando la pulpa del dolor, hierve el temor frotado vuela vaporoso hacia el cielo indiferente que se encoge de hombros. Su circular elevación le molesta, no puede con tantas angustias. No puede con tus vertientes de salitre salados y mi silenciado consuelo, no puede con la espera del gran día y la desesperada redundancia del lector de horarios que castiga la tentativa de la pereza y prohibe al ocaso ser el significado de un atardecer ganando humedades mutuas para vestirse de pérdida que te pierde en el próximo pasillo del laberinto de lo que era imprescindible o necesario, si un brindis o una lágrima, flotando en las vacilaciones,  si pastillas o litros de agua, si una bala o un filo, si todas las manecillas de todos los relojes o las horas contadas 1-2-3 con números garabateados en palotes y pizarras de docencias aplicadas día a día, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo, a obedecer sin consuelo...Pica y pica en el tálamo que se hace materia gris cuando debió ser verde, magenta, índigo o blanco por resultante y no por carencia, cuando debimos ser conjunto antes que guardapolvo que empezó a ejercitar la mano para pasar la tarjeta con el deslizamiento preciso que supera con creces la aptitud para dar caricias precisas que enciendan tu deseo de sacarme hasta la última gota, sangre o semen, vampiro o hembra; pero que sume de una vez, que junte su astucia y su necesidad, que me parta sin medida de medios o equivalencias, como una unidad de niebla, la ternura difusa que condensa los vapores de tu dolor y los hace llover a través de tus ojos para anunciarme las causas profundas de tu corriente de sal que parece deshojarte. Entonces no te preguntaré por qué estás llorando.

Balada de Arte Peste en Plaza de Mayo

Author: Javier F. Noya /

Sabor sábana prefiere
El paladar del curtidor
Que sabe separar la piel
que se muestra
con la puerta abierta.

Arte peste fuma
las pompas que estallan
cuando pop pretende ser
la puta mejor paga

Y dice sentado
En los escalones
Del atrio porteño de la catedral:
Me descalzo los padrenuestros.

La plaza gira
Su calesita y viene
El caballo de una marcha
La contra y el a favor
Y cogen bajo las palmeras
Y dejan sus hijos volando con las palomas
Y nadie sabe por qué
La vuelta termina siempre en fracaso.

Arte peste come
La placenta de los nuevos creyentes
Y dice sentado
En el atrio porteño de la catedral:
Aquí no solo te cagan las palomas.

Arte Peste recoge sus harapos
Y disimulando ser un paria loco
Roba el maíz caído a las aves
Mientras dice parado en los pañuelos
Del círculo que nunca se olvidará:
No habrá oportunidad
Si tienes hambre.

Arte peste raspa el hierro forjado
Que desvaría su gloria vieja
Y anuncia su partida hacia Carabobo
Y dice:
Te alargan el final, te demoran la llegada
Te apretan con el fuera de servicio,
Te tocan el culo-culito que vale mucho
Si sale en la tele, pero acá vale un viaje
Sin esperanza.

Causas mojadas

Author: Javier F. Noya /

Tengo causas mojadas
que tiendo en el balcón,
las cuelgo con esmero
....y no secan

Desnudo de esas razones
el subte me traga
sin esperanzas.

Arriba de este debajo,
allá con aire de abismo,
la urbe toma impulso
de la teta del asfalto.

Tener vista sobra
cuando se espera
en el andén.

Nacen religiones:
me expulsa la devoción.
La liturgia se renueva:
ahora seré demonio.

Desnudo de esas razones
el subte me traga
sin esperanzas.

La máquina dice:
“podés viajar”;
me quedan glóbulos y crédito
que pagan el turismo intestinal
guiado por el apremio.

Tener vista sobra
cuando se espera
en el andén.

Aplastado en el vagón pude leer
que no flota la asfixia
ni duele menos la causa
que mojó mi mañana.

Desnudo de esas razones
el subte me traga
sin esperanzas.

Una lágrima hecha mar,
la cama hecha escollera:
tu partida rompiendo la espuma
de lo nuestros sembrados ayer.

Desnudo de esas razones
el subte me traga
sin secar.

Oración al Arte Peste

Author: Javier F. Noya /

Arte Peste:
voy a conjugarte
            fijarte
            volcarte
con el infinitivo del sol doliente
que no se pone ni se asoma.

Arte Peste:
te dejo abrasivo
            corrompido
            reprimido
pero a salvo de las castraciones
de nuestro Heliogábalo de saldos.

Arte Peste:
te ordeno partir la herrumbre
y dar coses de hembra
al celo de la planilla.

Arte Peste:
rompe el lápiz de la estadística
y friega en los rostros
el reverso de su adoración.

Arte Peste:
cobra víctimas
sin sueldo
deja transparencias
                        donde todos revuelven
porque ese caldo es canto
                        es filo
                        es degüello preventivo
y en la rebelión sembrada
donde hubo barricada
el ayuno del elogio
es el pan de cada día.

Arte Peste:
infecta el aire y mata argucias
que hace falta
limpieza de vanidades
muerte de banalidades
hojas perdidas
que se hagan ceniza
antes que escalón.

Arte Peste:
sé verdugo de lo póstumo:
que tus héroes quemen sus osarios
antes de que coman las flores podridas
de nuestra débil inspiración,
¡que nunca rediman en el plagio
de la  rebelde complacencia!

Arte Peste:
abre el culo
y deja que las moscas
coman el manjar de
LA BELLEZA
Y NO-NUNCA-NADA
que fermenta irreversible
en alcoholes que ciegan
pues la lucidez es la peor farsa
cuando la murga
sobrevive a la fiesta.

Arte Peste:
construye puentes
con mis tripas
y pasa, pasa, pasa,
traspone
rompe vallas
salta varas
y deja sin medida
a la métrica del negocio
y a la rima elocuente.

¡Que empiece el juego
si te has comido las reglas
y los carros de asalto
y el agua colorida que proclama
su miedo sin consuelo
cuando Arte Peste
desnuda el asfalto
y profana las tumbas
donde sepultaron a la vida!

Arte Peste:
Asesta tu golpe venéreo
en la cara de la luna llena
¡Y ríete, ríete
de estos versos de luz trémula
que se ahogan en los desagües
de su anunciada tragedia!

VOS TU MANO

Author: Javier F. Noya /


Éramos sólo las sombras de nuestras manos jugando a hacer dibujos gráciles, informes y efímeros en la pared. Aquel instante era nuestros dedos apretándose, entrelazándose, dándonos caricias como remedio para el alma, tu mirada lánguida y tu pérdida.
Me resisto a mirarte, lo único posible que mis ojos pueden distinguir son las sombras de nuestras manos en esa pared insípida,  testigo del sufrimiento de innumerables vidas anónimas que las intuyo presentes. ¿Dónde estaban mis sentidos? ¿Por qué estamos así? Tus ojos débiles no me responden; tampoco busco verlos. Quisiera que no estuvieran así; desearía que me escrutaran con furia, que me culparan de algo, de haberte conocido, no sé, de estar yo aquí y vos allí, sólo moviendo tu mano. Pero no; vos tu mano se aferra al suave tacto de mis dedos, estos que no han hecho sobre tu vida ningún milagro, que no han tenido compasión, que fueron implacables a la hora de apartarse de vos cuando más me necesitabas, en aquellos días que deberíamos volver a barajar. Abandoné tu alma y la dejé librada a su propia deriva, aunque yo no entendí, o no sentí, nada que justificara otra actitud.
Deberíamos enterrar  el tiempo y nuestros pasados. Deberíamos empezar de nuevo; nacer con veinte años, repetir sólo aquello que nos hizo felices, todo lo que sirvió para no mutarnos en esto adulto que somos,  dibujando luego sombras chinescas con sentido, vivaces, contagiosas, esperanzadas. Pero ahora, vos tu mano  y yo mi mano crecen como vegetales que no encuentran la luz y van en su afanosa búsqueda. Los dedos se tocan respetuosamente,  encierran la tibieza que no puede emanar de ninguna otra parte de nuestro cuerpo, los que se encuentran cautelosamente distanciados, tal vez ambos demasiado enfermos. Quizá por esa misma razón se ha hecho una pausa, un accidente en el tiempo. Esto es absurdo, porque el tiempo es un accidente, la vida es un accidente, todo es imprevisible, y la voluntad  una estúpida forma de desafiarlo. No pudimos evitarlo y así, sucesivamente, nos fueron ocurriendo las circunstancias que nos formaron para ser, ahora,  únicamente nuestras manos,  el material de nuestras historias anónimas, aquellas que se perderán indefectiblemente de la memoria del mundo. Tal vez esté inventando un amor para sentirme más culpable y, de ese modo, darme la posibilidad de acompañar tu mano con mayor agonía, o escribir luego una tragedia de folletín, algo que me permita comprender lo incomprensible de que estemos aquí, de que esté sufriendo de veras.
No sé si saldré totalmente vivo de este lugar. Algo se está secando inexorablemente; mi parte blanca, mi costado inmaculado. Trato de comprender algo de las casualidades, de cómo fuimos dejando de ser para volver, con otra piel, a encontrarnos gracias a la desgracia. Pero me falta la valentía de sentirme perdidoso, impotente. Todavía guardo el fuego sagrado que niega que hay imposibles, que todo podemos realizar y transformar, y que basta con nuestro intento aislado. Pero allí vos tu mano para contradecirme, mostrándome mis absurdos, ese cuerpo que encerró el amor más cristalino e ingenuo que he conocido, que me quiso pese a esa noche en que lo rechacé medio borracho y  me fui detrás de otras piernas, dejando sin nada esa ilusión que sin embargo no apagó tu esperanza. Debo mantenerla de cualquier manera porque no podés irte, un accidente no puede terminarte, la casualidad no puede determinarnos, no a nosotros.
Las sombras de nuestras manos se detienen; me sorprendés justo en este momento en que trato de animar tu pulso, me obligás a mirarte, a ver tu mano frágil y todo tu cuerpo lacerado por cables, agujas, suero, sondas y un pequeño aparato que marca aplicadamente el ritmo de tu corazón, de sus músculos, mas nada dice de él, no registrará que deberías seguir viviendo a pesar de todos estos instrumentos que aceleran la percepción del desenlace y resaltan el olor fétido de un cuerpo destrozado por un simple accidente, sólo por eso, casi sin culpables ni responsables, una sencilla casualidad de un día, un hecho que nada conmueve ni modifica, salvo a aquellos que estamos acá, con náuseas y deseos de apartar todos los morbosos aparatos que te quitan lo poco que te queda, intentando robarle a la vida algunos años más, algo tan miserable como eso, para darle sentido a una muerte, sólo a una, sin accidentes que llorar, sin tener que dibujar tristemente sombras chinescas sin sentido, reflejos de ternura impotente, retazos de afecto para hacerte sentir algo mejor, generando una falsa esperanza que tus ojos apagados perciben resignadamente.
Somos torpes para dar esperanzas que no tenemos, y fanáticos cuando tenemos esperanzas que los demás no poseen. Entre tanta torpeza hacemos la vida, un proceso sin revisión, un cauce indetenible que se improvisa y se llena de casualidades que terminan formando un nexo causal en el que resulta lógico que te estés muriendo aunque no lo merezcas, que el aparato siniestro despida un chirrido irrespetuoso y constante, que ingresen seres irónicamente ataviados de blanco que me tomen de los brazos y me expulsen de aquí mientras otros se abalanzan sobre tu cuerpo inmóvil y maltratado, que me consuelen porque "así son las cosas, qué se le va a hacer, una desgracia mire", restando sólo mirar sin poder reaccionar, sin poder escupirle que se meta en el culo sus desgracias y su "qué le va a hacer", que se haga algo para torcer estas cosas, que se incendien los sanatorios y hospitales donde se destroza descarnadamente al ser humano bajo la estúpida idea de salvarle la vida. Dan ganas de insultar a cualquiera de los dioses adorados y a las vírgenes, si es necesario, para no escuchar jamás "qué  le va a hacer"; porque el corazón de vos tu mano era el menos indicado para dejar de latir en esta hora, y menos en la indignidad de un cuerpo lacerado y pudriéndose antes de tiempo. Alguien se equivocó. Alguien.

Matar al sello

Author: Javier F. Noya /


Toda una vida,

Una vertiente de homicidios
perdiendo presas y contigos.

Vértices de inflexiones
que dan en el blanco
de esta imperfecta guarida
de lo conveniente:
el nombre que mi memoria
clama entre sentidos ausentes
para guarecer la cordura
y prender de una pulsión en ciernes
la creciente del turbio cristal del agobio:
Dignidad perdida,
salario carcomido.

No me pidan valor
ni formularios completos
ni una culpa confesada
ni un frenesí sin causa
porque sólo desarmaré
la bala que me espera
con perdigones de principios.
A veces, merman las fuerzas.

Me urge tirar hacia el vacío
los cartílagos de mi condición,
un grueso fragor de ensueños
Purgando su inquietud.
una pereza de la resignación
que repta en mi periplo
sin tentar rebeldías convenidas.

Aquí , en este poema velado,
No se ruega por lastimosas duraciones.


Quebrarás tu crear,
y ladrarás y todo será la opción,
la holgada llanura de la pertinacia
que espera la devoción de tu insomnio
Y las ofrendas de tus talentos.

Será la libertad sin formulario.

Contrapunto de haikus (gracias Rayuela, autora de este exquisito contrapunto)

Author: Javier F. Noya /

cuando te leo


soy la llama que arde

en el otoño*


Está claro que la autora es Rayuela, y es una delicia de haiku. que lo disfruten.

Haiku de tu sexo

Author: Javier F. Noya /

Cuando tu sexo
me roza soy astilla
del paraíso

Sobre un accesorio necesario para el otoño

Author: Javier F. Noya /

Unos labios ajados

por tantos besos perdidos

tejía con la humedad

de este otoño de plomo

frases que, por su peso,

caían al vacío ni bien

traspasaban la ventana.

Sólo una,

remando con su propio lamento

y protegida por la niebla del tabaco,

quedó suspendida

en la deriva del cristal:

"llueve tanta melancolía...

y yo sin parapenas".

Otoño sobrante

Author: Javier F. Noya /

La sombra de hoy
es una muerte
que acaricia nuestro cuerpo
atado a la fatalidad
de una conciencia estéril:
las palabras que sobran
agonizan y se agotan
por remontar
este eterno principio.


Calor austero el del sol
que no sobrepasa
el resplandor del otoño
y anticipa a las semillas
su cercenado destino.

La vida es una sonrisa
de involuntario resucitado
que se revuelve en su deriva
comprobando la eternidad
como sobra de su materia.

Soltar las suelas de los pies

Author: Javier F. Noya /

Pude soltar
las suelas de mis pies.

Corrí liberado
por las cortinas alegres de la lluvia.

Mi rumbo no es un sentido.
Acaso los oídos
que perciben la rompiente ven mejor.

Tomado de las crines del sueño
galopo entre los gritos invisibles
mientras la lluvia alienta la creciente.

Naranja y azul,
estrepitosamente,
el aire seca y el pulso se expande,
un desesperado aro de brazadas
nos lleva más allá de nuestra piel.

Llegamos a una orilla
donde quisimos ahogarnos,
consumir todo el aire,
agitarnos con la rotura del mar
y donde,
también,
supimos amanecer.

Dos guitarras negras (para Spinetta, por su libro y por sus arpegios que suenan en mi Les Paul)

Author: Javier F. Noya /

Yo tengo dos guitarras negras.
Tensan sus cuerdas
y preparan sus versos
cuando el sonido de mi voz
pretende irse con el viento.

Yo tengo un consejero
que se oculta en sus sin color
por donde reptan
las metáforas del vuelo
y las alas de lo que tiene sentido.

Yo tengo dos guitarras negras
y una me inspira
y la otra me motiva
y las dos me obligan
a repetir sus tiempos.

Yo tengo seis cuerdas
y varios versos
que son abrazo
de su artesano
en esta noche sin festejo
ni rimas para la luna.

Yo tengo dos guitarras negras
extrañando a su creador
esta flaca madrugada.
Una descansa en la biblioteca,
en silencio,
la otra se acurruca en mi pecho,
sin decir nada.

Modernos post (mortem)

Author: Javier F. Noya /



Éste
es el tiempo
de una iglesia
dentro de su profecía:
fabricamos las herramientas
que harán cuña en la tierra
para calzarnos lápidas
sin grabar.


Tiempo que cosecha
la siembra del acero,
ritmo cardíaco del horario
que marca los diagramas
de nuestro pulso.

En esta sinrazón
la historia está cansada
y nos apila
para alimentar sus vampiros.

Éste
es el tiempo
que enreda con sus cuerdas
la huelga y el movimiento,
un hueco entre los pasos
de pies que ya no pisan
y flotan felices
con su deuda al día.

Haiku del ciclo

Author: Javier F. Noya /

Cuando el fruto
madura sólo piensa
en ser semilla