Examen

Author: Javier F. Noya /

Planear con nubes tormentosas

la opacidad de los fulgores:

puedo repartir sombras

en distintos tiempos de verbo.

La inspiración maniatada

irrumpe igual

con su calvario de dilemas,

sus elecciones truncas,

la perfidia de su última frase,

la suspicacia por su último verso:

canto sin rima ni semblante,

grito sin queja ni destino,

temor de ser pobre pasajera

de un papel ya muerto,

dudas del trazo dibujado que parte

oliendo a sarcasmo.

Y sin embargo, planea igual

su esfuerzo denodado,

y disfruta cercenando con el filo del dogma

mientras justifica críticas crípticas de sí mismo.

APUNTES PARA FUNDAR UNA NECROPOLIS

Author: Javier F. Noya /

Todo ámbito que se precie de contar con historia, memoria y sensibilidad, suele construir necrópolis adecuadas a su condición. Este sitio no podía ser menos. En esa tarea, este artículo intenta colocar los primeros cimientos de aquel reservorio de múltiples inspiraciones, no sin cierta dosis de arbitrariedad de su diseñador, pero que refleja en algún modo el homenaje y reconocimiento a los maestros de esta tarea de escribir. Allí estarán algunas lápidas ilustres, que su servidor ha tratado de retratar de la mejor forma posible (según sus habilidades fotográficas), con ofrendas personales y algún regusto amargo por lo esquivo de los espíritus de Maupassant y César Vallejo, que pese al plano entregado en el cementerio y la insistencia (varios estábamos en la misma tarea) no pudimos hallar. Póngase entonces la primera serie de nuestra necrópolis, aporte perpetrado una mañana calurosa en Montparnasse, de cuyo capricho también se agregaron poetas menos conocidos, pero que también forjaron su estirpe literaria pese a las inclemencias del olvido.
Quedará (para otro viajero u otro viaje) incorporar los exiliados de Montmatre y así sucesivamente aquellos afortunados que, diseminados en distintas geografías y mármoles, nos dan la posibilidad de rendirles homenaje y hacer que su eternidad sea menos melancólica, si así se nos permite.

Últimas funciones de Leónidas Guerrero (para aprovechar)

Author: Javier F. Noya /

Durante los viernes de marzo en el Teatro Fray Mocho, se desarrollarán las últimas funciones de esta obra de un querido amigo y talentoso dramaturgo. Aquí va la crítica y links para informarse más. Vale la pena.
Toda crítica tiende a ser subjetiva, aunque se intente de revestir de objetividad. Sería interesante un ensayo crítico sobre la relatividad de la crítica y cómo ésta se mueve a través de las olas de la moda, la tendencia de la época y, paradojalmente, se formula con la determinación de lo perenne. Por ello, este juicio inequívoco (puesto que está de acuerdo con lo que piensa quien lo expone) será la crítica de un crítico espectador sin remedio alguno para con sus subjetividades y sentencias formuladas por ella. Un ejemplo es su afirmación de que si una obra no conmueve, no genera una emoción en el espectador, no hay, por lo menos, una interacción emocional entre la obra y quien la recibe, está condenada a la nada. Afortunadamente, esta obra logra emocionar, conmover, generar sensaciones (positivas o negativas según el discurso de los personajes), y eso ya es elogiable. Partimos de dos personajes que simbolizan actividades poco simpáticas y poco artísticas, tales como la militar y la abogadil, lo cual le agrega mayores méritos al texto, puesto que no cae en declamaciones y énfasis ideológicos de lo que representan, sino que su discurso, sus ideas, su postura frente a las vicisitudes que padecen, van definiendo su carácter, su visión, su “ideología”. Esto es otro mérito del autor en la forma de plantear la obra, que se plasma en forma evidente y merece reconocimiento. La puesta en escena, sencilla, mínima, tiene profundos aciertos. La sala (de pisos, paredes y techos negros) permite una profunda concentración con lo que ocurre en escena, y su tamaño es adecuado para recibir plenamente el mensaje emocional de los actores. En cuanto a su desarrollo, tiene grandes aciertos y si bien el final resulta conmovedor, creo que puede disfrutarse técnicamente del segundo acto, una verdadera joya que contiene todo tipo de situaciones que despiertan distintas respuestas, desde la pesadumbre a la carcajada más locuaz. Los actores reflejan muy bien a los personajes, quedando el personaje del militar, quizá por lo complejo que resulta para alguien sin formación castrense adentrarse en el “carácter” de un militar de carrera, como punto saliente, sosteniendo la obra tal como resulta de su propio texto. La labor actoral es otro punto relevante, pues sobre ellos pesa la responsabilidad de reflejar la obra, mostrarla, y no puede dejarse de reconocer su compromiso, trabajo y resultado: lo logran. Puede agregarse en defensa de esta obra que esta crítica ha tratado de despojarse de la indulgencia propia de la observación de una función de estreno, de un vínculo de amistad, y que realmente la recomendaría aun sin tener esas aproximaciones con sus principales interesados. Auguro un mejor desempeño para las futuras funciones, que no insumirá mayores esfuerzos dado que sólo tendrán que despojarse de los nervios del debut, y espero que mucha gente pueda disfrutarla, porque “Leónidas Guerrero” es una propuesta artística que logra emocionar y entretener, algunas de las funciones primordiales del arte que cumple con sobrados méritos.
http://www.leonidasguerrero.blogspot.com/

Premio Especial de Monólogo Teatral Hiperbreve

Concurso Internacional de Microficción “Garzón Céspedes” 2010

Javier Fernando Noya (Argentina)

PARTIDA DE DEFUNCIÓN

El personaje se encuentra sentado en una silla, frente a una mesa, en una sala de un hogar cualquiera. Sobre la mesa hay un papel, el que toma y dirige la mirada mientras comienza a hablar.

PERSONAJE:

-Tu nombre se deshacía en mi boca, pero debí nombrarlo . El empleado me requirió la tortuosa labor de deletrearlo. No entiende. Nunca podrá, aunque lo escriba correctamente. Ignoraba lo que sofaldaba con su pregunta, tan indiferente para él como lo es el vidrio que la separaba de mi balbuceo. El silabeo actualizó el escarnio de los malos recuerdos. Ya no tengo fuerzas para espantar sus sonidos...Repiqueteaban las teclas: apareció tu nombre...Las letras no se esfumaban del formulario. Es irónico que se llame partida: no te aleja.

(Mira en derredor.) El sufrimiento me rodea, inexpugnable.

(Vuelve la mirada al papel.) _Me pidió que firme, "aquí y aquí". Lo hice sin firmeza. No era mi firma, era el turbio significado de ese momento; era tu último rostro perplejo, mi odio sin castigo... Nadie duda de un infarto masivo, es la principal causa de muerte. Lo corrobora la partida. El empleado me pidió que espere, que faltaba una "firma autorizada" que la "legalice". No tenía prisa, nada me apremia. Ya no. No me espera tu desprecio, tu maltrato, no después de tu última mirada, fija en mis ojos, absorta mientras te desvanecías, con tu cuerpo impotente para arrojarme el vaso con ron, como todas las noches, mientras me culpabas de tus propias culpas.

(Deja el papel, se abraza tembloroso.) _Me acoge la zozobra, me carcome la exigencia de mi reserva. Me hostiga mi cara de circunstancia en el velatorio, la abundancia de llantos y condolencias que se derramaron sobre mí, la respuesta gestual al "cómo fue", el consuelo dado a los que venían a consolarme. Ellos también ignoran.

(Vuele a tomar el papel.)_ El empleado me dio la partida y me despidió con un indiferente "buenos días", tan frío como cuando disolví las pastillas en el vaso, dominando el pulso que siempre denostabas por irresoluto.

(Deja el papel, mira en derredor.) _Pero no hay resentimiento definitivo... Te extraño; me agobia el silencio de la casa.

Un periplo por la Feria del Libro 2009

Author: Javier F. Noya / Etiquetas:






Aquí fuimos, como quien no espera encontrarse dentro de aquello que espiaba, tantas veces, tantos años, participando de esta antología variopinta de versos. Sean pues las imágenes y su poema causante.






CREENCIA EXTRAÑA

Hoy la noche
es este oratorio en servilletas,
un rezo de párvulo que cree.

¿En qué?

En el trago que desciende untuoso
por el desfiladero de mis entrañas.

Creencia extraña,
vaho singular que disimula ausencias,
que acontece en esta apetencia en suspenso,
que recauda mi tributo a tu recuerdo.

Pero es herética mi fe,
se desplaza rauda por el horizonte
donde el resplandor
platina las veredas con rocío.

Entonces, sólo entonces,
abjuro con mis pasos la religiosa tontería
que se evapora con mi sudor
mientras mis pasos avanzan, intermitentes,
hacia donde nunca volverán.

Y ya no recaudo,
ni le pago a mi dolor.