Tocar el día

Author: Javier F. Noya /

Hay que estar loca. Pensar en decirte mientras la placa trasvasada por la luz focal de un consultorio arremete contra tu deriva y te encandila; desear decirte con los tacos gastados y los boletos de colectivos usados en la semana que ya no importa gritar furiosas en la sala de espera cuando te tiendo la mano que retira tu echarte sobre la fatalidad, la fatalidad igualitaria sentenciada desde antes de ser un plasma destinado a seguir su progresión geométrica, hasta ser por un momento esto que soy y que te abraza y que te juega en el terreno de las palabras que acosan tus razones para desvivir y sin embargo te hace sufrir esa imposibilidad de no poder desperdiciarla más; aquí te dice, a la sombra de esa estrella, estrellita que brilla en la inmensidad del consultorio oscurecido para dar ocasión al discurso académico que justifica la correlación exacta entre la imagen y la definición de algún “noma”, brillito de cielo que pone en juego que tu pecho sea la próxima guerra contra la patología en lugar del regazo que derrame la leche y la ternura de catapultar una mirada que abarque el universo en ese instante de ojitos creciendo a la sombra de tu pezón, aquí te ordena con fervor de venganza al tiempo presuroso que te invade con la indiferencia del curso de las cosas, te digo, te or-de-no con el absolutamente incapacitado deseo de que entiendas, como la imposición que sólo un déspota o un sacerdote que cree firmemente ser la reencarnación de su propia divinidad: ¡toca el día! ¡Toca el día! ¡Toca el día! Nada cambia tu pasado lanzado a la incertidumbre, serás una hora relativa, siempre. ¡TOCA EL DÍA!

Seis y media

Author: Javier F. Noya /

Se resecan las sombras,

la media luz del amanecer

exhibe su suficiencia.


¿Qué día será el próximo?

¿Qué rémora urde

en tramas de oscuridades vencidas

el telón que velará al mañana?


Las cenizas,

polvo que a la brisa da esperanzas de cuerpo,

no se esparcen.


La herrumbre de la experiencia

obliga a abrir los ojos,

a pisar el sustrato cobrizo

que pinta tan bien el horizonte

y a caminar.


Veremos aquello que nos amarra al espejo

(esos ojos marrones,

la boca apenas dibujada

que desaparece cuando el reflejo

se interesa por el aliento

que lo empaña)

aun antes

de que el despotismo del reloj

reclame su imperio con estridencia:

algún fantasma espantó al sueño.


Seis y media,

tiempo de ábaco efímero,

microformas de mundo,

una media, una parte,

concepto de pan cortado

y puesto a tostar,

de ciclo que se reinicia

revolviendo café quemado

y se olvida,

al cerrar presuroso la puerta,

que era de nuevo

el futuro de ayer.

Cuestionario

Author: Javier F. Noya /

¿Por qué la noche?

El día

es una cita obligada

con la necesidad.


¿Por qué tu cuerpo?

Un retazo de mí

-no sé cómo-

se mantuvo a salvo.


¿Por qué la poesía?

Mi resto enfermo

-de vez en cuando-

recuerda brindar.


¿Por qué la vida?

Dudo que sea elección,

tal vez por erección;

quizá por tozudez.

Por el día de la convivencia (iniciativa bloguera para el 8 de octubre)

Author: Javier F. Noya /

Las manos que se toman

los labios que se besan

el orgasmo

el sudor

el dolor

el parto

la salud

la enfermedad

la defunción

no distinguen.

No distingue

la córnea

el corazón

el pulmón

el hígado

el riñón

el trasplante.

Los testimonios del pasado

grabados en las cuevas

no distinguen.

No distinguen

los escombros

los hormigones fraguando

los asfaltos desplegados

los semáforos

los carteles

las cúpulas

el empedrado

las rayas blancas.

La tierra yerma o labrada

la semilla que allí cae

la planta sesgada

la bestia que pasta

el predador que se alimenta

no distinguen.

No distinguen

el hielo

el agua

el vapor

la nube

la lluvia

el hielo.

El mar

refrescando bañistas

devolviendo lo perdido

cobijando naufragios

no distingue.

No distinguen

el solsticio

el equinoccio

el cenit

el crepúsculo.

El sol

la luna

los planetas

las galaxias

las partículas

lo ínfimo

lo infinito

no distinguen.

No distinguen

los colores

las telas

los vidrios

los cartones

los crayones

los lápices

las tintas

los grabados

las impresoras

las grabadoras

los reproductores

las teclas

los monitores.

El huracán

el tifón

el monzón

el volcán

la lava hirviente

el terremoto

el maremoto

no distinguen.

Entonces

me

les

pregunto:

¿Cómo obedecer la ley

que por miedo

te señala,

por mezquindad

te traza fronteras,

por locura

te pega armas

en las manos,

por odio fabricado

te enceguece

para que temas también

lo que

en realidad

no te distingue?

Canción de amor para una sola respuesta

Author: Javier F. Noya /


¿Te alcanzará

mi metáfora tan percudida,

mi verbo jugando en cornisas

y mi copa a medio llenar?


¿ Te alcanzarán

velas encendidas para admirarte

y que se soplen para navegarte

esquivando tu falso pudor?


¿Te alcanzarán

mis bolsillos de orgullo vacío,

mi sendero de pasos perdidos,

mi sonido aspirante a canción?


¿Te alcanzará

mi master ganada en retretes,

mi cálculo que entre corchetes

nunca se llega a formular?


¿Te alcanzará

que le pida a tu mirada anclada

que me observa en las mañanas

un abrazo que me dé calor?


¿Te alcanzará

que nunca te regale una flor,

una mesa de manjar soñador,

que sonría al verte llegar?


Sólo pregunto

por si acaso

(no es que quiera)

deba ponerme a olvidar.