Las rutinas de Honorio

Author: Javier F. Noya /

(quizá capítulo I)

Honorio se sentó, como todas las tardes, en el banco de la plaza y a la sombra de un gomero enorme. Su amigo detallaba con seriedad cada uno de los partes médicos que lo tenían por protagonista, como todas las tardes, de corrido y de memoria, alardeando sobre su, todavía, agilidad mental. Con el resplandor del sol que entibia durante el otoño y al son de murmullo de la voz de su amigo que recitaba los rituales del colesterol, la bilirrubina, el ácido úrico y los leucocitos, Honorio imaginó que le crecían plumas verdes y azules, dispuestas para dar formas sinuosas al colorido de su plumaje y que se echaba a volar armado con un pico apto para comer frutos y robar golosinas. Sonrió cuando su amigo concluía con el relato de sus análisis, una señal de que la ciencia médica había aprobado sus cuidados y privaciones asintiendo con la cabeza, mientras se acomodaba la gorra de fieltro para no sufrir los fríos de las corrientes de aire. Todo ello le anunciaba a Honorio que estaba de vuelta, allí sentado y compartiendo la preocupación acerca de la pérdida de la vista y los dolores de la artritis, evocando para sí cómo se vería huyendo con una palomita de maíz en el pico. Luego sacó del bolsillo de su abrigo los resultados de sus propios estudios y una pluma verde con la que se ayudaba a leer cada línea sin saltar a las otras, al tiempo de que trataba de mantener las otras plumas dentro de la manga.

12 comentarios:

Yoni Bigud dijo...

Muy bueno. Un cuento que tiene algo de filosófico. Me gustó el final.

Un saludo.

Zayi Hernández dijo...

Divino!... siempre he sido de las personas que evaden el momento...a veces cuando la gente me habla, voy imaginando cosas como tu Honorio, incluso a veces imagino respuestas que no daría más allá de mi imaginación...pero siempre termina delatandome la risa imbécil y es cuando me preguntan... ¿En dónde te quedaste?...
Un beso.

Pluma Roja dijo...

Fatales enfermedades, ya eran dos ya no sólo uno.

Interesante relato.

Saludos cordiales.

Aída

VeroniKa dijo...

No me he enterado entre tanta pluma...
Tendras que seguir los capítulos porque no me imagino cómo seguirá.:P besisss

Unknown dijo...

Me gustan los soñadores que sueñan despiertos , independientemente de su edad, del tipo de pájaro que sea y de sus plumas caidas...

Los vuelos fugaces sobre bancos de piedra

Susana Peiró dijo...

Buena narración. El regodeo sobre los achaques es lastimoso y fatal. El estado de salud no nivela los desniveles culturales, hay quienes centran su existencia en los temas médicos...y otros que viven, vuelan como pájaros, como pueden y saben y con las alas que tengan...aunque les falten plumas.

Saludos cordiales.

TORO SALVAJE dijo...

Honorio merece más recorrido.
Dale una oportunidad.

Saludos.

silvia zappia dijo...

Espero que sea el capítulo I!Espero por Honorio y sus rutinas...

gracias por visitarme, si venís de casa de Veronik, sos más que bienvenido.
volveré a leerte con más calma, me gustó este lugar.


te dejo un beso*

Agustín Molina dijo...

Muy buen capítulo I... ya ves, parece que todos queremos más, lograste tu cometido.

Maga h dijo...

Me gustò mucho. Tal vez por esa posibilidad que tiene algunos de tener plumas y con ellas volar. Miro dentro de mi puño...mmm...con buena voluntad algo veo.

Abrazos!

Nats dijo...

Qué buen relato! jajaja Hace unos días conversaba con alguien en el parque sobre cosas tan interesantes!, pero por un momento me fui e imaginé que era una leona, él un león y hacíamos cosas de leones. Obviamente me reía y se daba cuenta, pero creo que lo más divertido es que nunca sepa de qué. Sigue con Honorio, pero no dejes de lado al amigo porque aunque ese día no fui yo la que daba conclusiones, estoy segura de qué él imaginaba cosas mejores.

Sobre mi última entrada, tienes razón, no es entendible... tendrías que ver la película. Se llama "Brief interviews with hideous men" por si eres tan curioso como yo. Ah, no aguanté y cambié de quote, ando con una increíble necesidad de ser entendida últimamente, creo que es producto del frío aunque suene a excusa porque soy recontra picona.
Besos

Javier F. Noya dijo...

Gracias por los comentarios. Parece que hay curiosidad, veré qué puedo hacer. Honorio camina como esperando y no es fácil sacarlo de su rumbo jajajaja!

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