Yo tengo dos guitarras negras.
Tensan sus cuerdas
y preparan sus versos
cuando el sonido de mi voz
pretende irse con el viento.
Yo tengo un consejero
que se oculta en sus sin color
por donde reptan
las metáforas del vuelo
y las alas de lo que tiene sentido.
Yo tengo dos guitarras negras
y una me inspira
y la otra me motiva
y las dos me obligan
a repetir sus tiempos.
Yo tengo seis cuerdas
y varios versos
que son abrazo
de su artesano
en esta noche sin festejo
ni rimas para la luna.
Yo tengo dos guitarras negras
extrañando a su creador
esta flaca madrugada.
Una descansa en la biblioteca,
en silencio,
la otra se acurruca en mi pecho,
sin decir nada.
Tensan sus cuerdas
y preparan sus versos
cuando el sonido de mi voz
pretende irse con el viento.
Yo tengo un consejero
que se oculta en sus sin color
por donde reptan
las metáforas del vuelo
y las alas de lo que tiene sentido.
Yo tengo dos guitarras negras
y una me inspira
y la otra me motiva
y las dos me obligan
a repetir sus tiempos.
Yo tengo seis cuerdas
y varios versos
que son abrazo
de su artesano
en esta noche sin festejo
ni rimas para la luna.
Yo tengo dos guitarras negras
extrañando a su creador
esta flaca madrugada.
Una descansa en la biblioteca,
en silencio,
la otra se acurruca en mi pecho,
sin decir nada.