Premio Especial de Monólogo Teatral Hiperbreve
Concurso Internacional de Microficción “Garzón Céspedes” 2010
Javier Fernando Noya (Argentina)
PARTIDA DE DEFUNCIÓN
El personaje se encuentra sentado en una silla, frente a una mesa, en una sala de un hogar cualquiera. Sobre la mesa hay un papel, el que toma y dirige la mirada mientras comienza a hablar.
PERSONAJE:
-Tu nombre se deshacía en mi boca, pero debí nombrarlo . El empleado me requirió la tortuosa labor de deletrearlo. No entiende. Nunca podrá, aunque lo escriba correctamente. Ignoraba lo que sofaldaba con su pregunta, tan indiferente para él como lo es el vidrio que la separaba de mi balbuceo. El silabeo actualizó el escarnio de los malos recuerdos. Ya no tengo fuerzas para espantar sus sonidos...Repiqueteaban las teclas: apareció tu nombre...Las letras no se esfumaban del formulario. Es irónico que se llame partida: no te aleja.
(Mira en derredor.) El sufrimiento me rodea, inexpugnable.
(Vuelve la mirada al papel.) _Me pidió que firme, "aquí y aquí". Lo hice sin firmeza. No era mi firma, era el turbio significado de ese momento; era tu último rostro perplejo, mi odio sin castigo... Nadie duda de un infarto masivo, es la principal causa de muerte. Lo corrobora la partida. El empleado me pidió que espere, que faltaba una "firma autorizada" que la "legalice". No tenía prisa, nada me apremia. Ya no. No me espera tu desprecio, tu maltrato, no después de tu última mirada, fija en mis ojos, absorta mientras te desvanecías, con tu cuerpo impotente para arrojarme el vaso con ron, como todas las noches, mientras me culpabas de tus propias culpas.
(Deja el papel, se abraza tembloroso.) _Me acoge la zozobra, me carcome la exigencia de mi reserva. Me hostiga mi cara de circunstancia en el velatorio, la abundancia de llantos y condolencias que se derramaron sobre mí, la respuesta gestual al "cómo fue", el consuelo dado a los que venían a consolarme. Ellos también ignoran.
(Vuele a tomar el papel.)_ El empleado me dio la partida y me despidió con un indiferente "buenos días", tan frío como cuando disolví las pastillas en el vaso, dominando el pulso que siempre denostabas por irresoluto.
(Deja el papel, mira en derredor.) _Pero no hay resentimiento definitivo... Te extraño; me agobia el silencio de la casa.