Palpar la verdad

Author: Javier F. Noya /

Decir la palabra es conjurar la magia hechizante de su eco. La palabra hurga en los laberintos de tu desmemoria y diluye, filosa y mortal, la distinción de tus sentidos: la pronunciación  mensajera muele las razones y las palpitaciones, desmembrando la mesura. Entonces somos bien o mal, o la conformidad de nada haciendo ruido y creyendo fijar el mundo en su arrogante sintaxis.
           Pero cuando somos alarido, tu explosión expande mundo, tus esquirlas calan ardientes y cortan el estar pendiendo de una noticia vieja que fermenta la espera: evapora el miedo que desconoce su motivo. Por eso sostengo que pronunciar da sospechosa vida. Esparce comillas sembradas entre sepelios y estimula el trance furtivo de amores yertos que afilan las uñas con las que aferrarán la pretensión de esta razón pedante de someter el universo a un listado de letras o rezos para garantizar, así, su perennidad.
            Los besos de trémulas cortezas de carne tibia sucumben a diario y dejan legados cargados a ciegas, y sólo pronunciando dan sentido al peso de la espalda, al clavo que perfora, a la espina que corona, al dolor que vale la pena; porque la palabra es el altar del alma esclava.
            Quiebro tus labios con vientos secos de aliento sordo para no pronunciar tu condena y sólo escucho las brisas que susurran reflejos de cantos de orgasmo. Bebo su tinta, escribo en su caudal y entonces veo, sin el hechizo de la frase dicha, si el amor inunda la geografía de nuestra cama. Sólo así palpo la verdad y mi tacto sabe que no yacen, arrugados bajo el sudor,  piadosos trucos de magia.