En primera, segunda, tercera persona y en todas las personas

Author: Javier F. Noya /

Exhalo el humo, dejo caer la brasa en el cenicero que se llevará su luz, su buena noche que aplasto sin compasión ni interés. Dejo que se haga ceniza hermana del resto que se oculta en la oscuridad, el disimulo en gris que queda después de haberse consumido la vigilia o un sueño, lo que queda de lo que vivimos esta noche, ayer, hace unos años, cuando nacimos. Todo queda esperando que, de vez en cuando, toque la puerta a la conciencia y nos presente su credencial de recuerdo, que lo dejemos pasar con la misma candidez que una anciana abre su casa a un hombre en mameluco, bajo el pretexto de ser empleado de la empresa de gas que cumplirá el cometido de golpearla, asaltarla, quizá dejarla viva y maltrecha, con la inocencia desflorada, con la violencia que ahora el sueño aleja de tus emociones que flotarán plácidas por las imágenes de tu subconsciente, tu ello y más allá; qué sé yo si no soy psicólogo, ahora que se abrió la puerta y recuerdo, el desierto de un lugar que era mi hogar y será la imagen vacía de un local donde yacen una guía de teléfonos ennegrecida y una máquina de escribir rota, donde todo retumba como si quisiera llegar hasta aquí, treinta años después, como si no hubiera sido suficiente dejar esas cosas allá, y me asaltaran otra vez aprovechándose de este silencio que ya no acompaña el rumor en sordina del papel quemándose, este pretérito inmediato tan gris y menos perceptible que el humo subiendo en el rincón de una habitación, sin ninguna presencia que detenga tu mirada en el ascenso sinuoso y difumado que se perderá en el techo, un cielo de concreto que amenaza con aplastar lo poco de espacio que queda entre la pesadez del aire de aquí adentro y mi respiración que ruega huir, porque ya es un hecho que no hay esperanza para encontrar el tesoro de esa palabra de aliento que tu padre ya no te dará, el regazo que tu madre prolongaba por toda la casa cuando te miraba y sabía lo que necesitabas; porque tu madre era regazo, era el gran útero que extirparon de estas paredes el día en que debiste partir y me dejaste mirando cómo se hacían mustias sus miradas y sus silencios cargados de una resignación que está acumulada por cada rincón, por más que los empleados digan que estornudan por culpa del polvo que hay acumulado, como si no pudieran distinguir que aquí nadie puede respirar en paz porque la soledad se apoderó definitivamente de toda la casa, de cada recuerdo, de cada objeto que tuve que inventariar para que se lo llevaran a los camiones de mudanza y los manipulen esos brutos que carecen de delicadeza para distinguir una porcelana de una cerámica, una solapa de terciopelo de un saco de lana, de lo que significa esperar toda la vida lo que ahora se define inexorablemente como carencia, resignándome a la palabra desoída, a haber deseado la vergüenza de algún reproche antes que la moral intrascendente del silencio, de ver al hombre sentado entre sus textos y sólo entre sus textos, cancerberos de tu atención, que te mantuvieron absortos entre sus renglones hasta el momento en que todos decimos adiós sin intención, y que crearon ese muro de papel, cartón prensado, y preciosas filigranas que descansa sobre el otro muro, siempre inerte, del edificio, un castillo sin almenares donde tu mundo ingresó alguna vez sin tender puentes, que ante la frontera celosamente guardada por ellos yo seguía con fe devota y perplejo cada movimiento de tus pestañas, la forma de acomodarte los anteojos, el cruce de tus piernas, la combustión del tabaco en tu pipa, y tus cejas arqueándose en la única muestra de admiración que supe registrar, mientras el pequeño simio seguía jugando al avión o te mostraba la pelota que nunca devolvieron tus pies lectores, ni gritaron alguna orden para ir a buscarla, ni supieron desbordar este ruido de cajas y canastos crujiendo que parecen ser la única voz tuya, el único timbre de voz que mi memoria puede recordar, aun cuando el empleado me requiera qué hacer con todos esos libros, ya vencidos, que no se yerguen orgullosos para atraparte entre sus capítulos, sus frases, sus páginas y sus lomos encuadernados con cuidado y primor.“Tírelos”, es lo único que puedo responder, molesto porque sólo quiero encender otro cigarrillo en la ventana, ver el paisaje, respirar un poco de aire, mirar la vereda con los empleados cargando y descargando y riendo, contentos porque al final de las jornada los esperaba un suculento asado, porque habían conseguido bastante para encender el fuego.

20 comentarios:

A.R.N. dijo...

impecable, como todo lo tuyo. con sabor a lejanía y a inacción, como si todo fuese a seguir así para siempre y estuviésemos insertos en una burbuja de no- tiempo mirando. besito

El Gaucho Santillán dijo...

Que fuerte.
"....el tesoro de esa palabra de aliento que tu padre ya no te dará,..."

Tiempos preteritos, que no volveràn.

"...y mi amor y tu ventana, todo ha muerto, ya lo sè.."

Un abrazo.

Unknown dijo...

Me ha conmovido tu texto. Nostalgia, dolor añoranza, todo hecho verbo y sentimiento. Excelente.

Saludos.

Susana Peiró dijo...

En verdad, no es tarea fácil ordenar sentimientos y pensamientos, después de leerte. Tu trabajo de hoy es una daga que va lento y profundo y termina de clavarse en el punto final. Duele, conmueve y nos confronta con los propios recuerdos. Já, la próxima vengo con casco y escudo :) Gran trabajo Amigo, mi Abrazo y agradecimiento.

Fiaris dijo...

Buen texto mi amigo.abrazo

Eleanor Smith # dijo...

Es un lujo siempre pasar por aquí y leerte.
En cada palabra desprendida, en esa nostalgia en ese aliento que el padre ya no dará, veo reflejada un poco mi historia y leer en este idioma tan poético, no sólo me conmueve, sino que, hace que me quite ante vos el sombrero ~

Un beso o 2 #

M.R.D.? dijo...

Todo lo que se deja y abandona en una mudanza, todo lo que se renueva y revive en un duelo de paredes... uf!

Si bien no regrese al mundo cibernético, hoy una palabra en mis textos de Laca me recordó otra que vos me dijiste alguna vez. y aquí estoy, como siempre, me dejas con muchas palabras redescubiertas y muchas sensaciones a flor de piel. Un gustazo pasarme por aquí!
besoteees!

..."Todo queda esperando que, de vez en cuando, toque la puerta a la conciencia y nos presente su credencial de recuerdo"...
Geniaaal!

noah dijo...

Que bien escribes..tus letras atrapan, conmueven.
Te leo de nuevo, como una necesidad.

Un abrazo.

EvaBSanZ dijo...

Has estado muy inspirado, me gusta.

Muack!

VeroniKa dijo...

Todo el tiempo estamos intentando dejar cosas, renovarnos, re-inventarnos, despojarnos sin embargo esa cosita que se llama nostalgia - recuerdo - experiencias vienen sin que uno las llame y en formato libre....
me gusta esa ventana... el cigarrillo y tu cerebro.

silvia zappia dijo...

duele... como debe ser

impresinante relato, estoy conmovida.

un placer leerte
abrazo*

DANI dijo...

Que desayunas para escirbir asi??? :)))

Me hago mayor y eso me provova contradicciones entre lo desconocido y lo vivido.

Un abrazo enorme

Palabras como nubes dijo...

Excelente!! Conmovedor... Un placer pasar por aquí, siempre. Gracias.

La conciencia muestra credencial de recuerdo, sí, señor y cómo jode muchas veces... Repito: excelente.

J&R

Unknown dijo...

Tus letras evocan viajes al pasado, imágenes, sabores, olores, sensaciones que quedarán adheridas a nuestro ser…y que de vez en cuando nos asaltarán, como hoy, incitadas por tus palabras…
Precioso amigo…ha sido un bonito paréntesis sentir de pronto lo que nos has transmitido…

Muackss!! ;-)

TORO SALVAJE dijo...

Asisto encantado al espectáculo de ser guíado por tu cerebro.
Es un privilegio.
Nada que añadir.

Saludos.

GABU dijo...

Siento que me brotaron muchos sentimientos,como en una ceremonia iban apareciendo de manera alborotada en cada oración;un poco de recuerdo,un poco de pena,un poco de soledad,un poco de olvido...

P.D.:En cambio,mucho de bronca,mucho de despedida,mucho de adiós,y mucho de qué desprenderse...

BESOS PROPIOS

Zayi Hernández dijo...

Te he dicho mil veces que eres muy bueno y así es.
Que sensación de angustia logra transmitir tu relato, que soledad tan desolada...hubo un momento en el que si no aprieto fuerte el mentón, hubiese llorado...

Sabes qué me recordó?

Cuando muere mi viejo y comenzamos a colocar sus cosas en uno de los armarios que no usábamos...no logré desprenderme de una sola de sus cosas...supongo que a estas alturas, ya no quedará casi nada de él allá donde vivíamos...

Un besito.

Rochies dijo...

qué decirle querido, es un abuso de su sentir. Es la escandalización del alma con tanta verdad hecha letras.

Anónimo dijo...

Bella composición, repleta de sentimientos encontrados, de una constante lucha por sumergirse y despojarse de los recuerdos.

Aveces solo el tiempo, nos ayuda a ver con claridad la luz de un nuevo día.

Abrazos alados, Javier!

LA ZARZAMORA dijo...

Como el humo de ese cigarrillo que prendemos, vuela hasta el útero desgarrado el último vaho de un recuerdo que se vive a solas.
Incompartible.
Como lo es ese vacío que todos arrastramos y llevamos dentro.

Sublime texto.
Besos, Javier.

Publicar un comentario