Hombre Hambre y Vejez contemplando

Author: Javier F. Noya /



Han atado al viento. Un manto de ceniza cubre la noche. El Hambre, peligroso consejero, aconseja añorar la vigilia promisoria. Recomienda practicar una danza lasciva que circundará la necesidad saciada sin llegar a su centro, quizá nunca. En el susurro de polvo reposado lo sutil acoraza al verbo y se entierran sin pompa ni procesión tentativas de días colmados y noches de nostalgia recitada bajo la constelación de astros que, en el adoquín, alumbrarían la posesión golosa de los sueños cumplidos.

Un espejo improvisado refleja lo que alerta al transeúnte: él mismo traspasando la materia, cosquilleando su curiosidad, alertando que el paso frenético tendrá su instantánea, su pintura escurrida en una pausa de la nada, compasiva con la vigilia dormida, desprevenida, inercial como su espera: se siente carta enviada al destino. No sabe qué poder quebró su reposo; sólo conoce que arrojó las astillas de su calma al ritmo que marca la caverna vacía de su vientre. El paso en la calle, que por necesidad debe ensayarse hasta el hastío, juega a la plegaria y el pregón, duplicando los cascabeles que huelgan su sonido hasta la próxima brisa o el condenado paso del hombre con un no previsto. No escarbo en la intención de la silueta que lo cruza mientras las urgencias despabilan un cavilar de ocasión, entre tiempos que se escurren y regresan para dejar esbozos de lo que hubiera sido si el sol, la vereda, el vidrio, el filtro del cigarrillo, si esa palabra o la mueca o la tardanza, si la lección o el guardapolvo o aquella golosina, si hubiera.

El reflejo se vaciará. El Hambre ordena seguir el diagrama indescifrable de las baldosas que dejan la sombra repartida en intenciones esfumadas a cada paso. Caminar deja de ser acto, pedir es un reflejo, insistir es sólo un rasgo. El empedrado recupera su soledad diáfana que algún rumor de motores confirma sin mayor argumento, ni más contundente, que el de su tránsito raudo hacia quién sabe.

El vidrio de la ventana espeja merced a la adhesión de miradas fundidas que, desde dentro, pretenden distraerse de la toma de posesión del resto de la casa por el desengaño. Los que ya no son engañados por el tiempo, quienes ya tienen un pasado mucho más profuso que la incertidumbre, que no recogen espera sino que se dejan abrazar por ella como escudo de la irrefrenable nada que los acorrala día a día, miran por la ventana, se toman las manos de talla minuciosa y paciente y contemplan el paso del camino.




25 comentarios:

Susana Peiró dijo...

Hombre, Hambre y Vejez contemplando se asocian para desolarnos. Nos detenés, aquí y allá con un detalle, un gesto, una pista, pero el relato continúa, imperturbable hacia el punto final. Allí nos detenemos, con los que “ya no son engañados por el tiempo”…ni por los espejismos. El camino continúa, pero las letras, tus letras, las llevamos puestas.
Un abrazo Javier, buen trabajo!

noah dijo...

Precioso, realmente bueno.

Felicidades Javier y un abrazo

http://tutudetul.blogspot.com/

Pluma Roja dijo...

Hombre, hambre y vejez, creo que aún te falto la enfermedad.

Porque el hombre y la vejez van juntos, solo es cuestión de tiempo o no tiempo.

Interesante entrada Javier, muy buena.

Saludos cordiales. Se te ha extrañado.

Anónimo dijo...

Una combinación cruel, casi un a postal cotidiana en las grandes ciudades, a las que, lamentablemente, se suman otros y otras pidiendo en las calles, no tan viejos, pero con el mismo hambre.

Abrazo

LaLy dijo...

Impresionante Javier tu "postal" escrita del abandono y la vejez que en cualquier esquina se nos hace presente.

Siempre es un placer encontrarse con tu talento.

Saludos.

LaLy

El Gaucho Santillán dijo...

El irremediable paso del tiempo.

Que buena imagen, la del "paso del camino".

Buen texto, realmente.

Un abrazo.

Palabras como nubes dijo...

Un textazo, Javier, barroco y cruel; me gustó muchísimo.

J&R

Zayi Hernández dijo...

Eres todo poesía!

Llevaba semanas extrañando este tipo de descripciones en las que puedes palpar, ver, sentir ese mundo en el que habitas y habitan tus personajes.

Eres un artista en eso de crear un mundo sublime y bello para recubrir ese mundo hostil y cruel de la realidad. Pude sentir el dolor, sentir la necesidad, el mundo paralelo a ese mundo ilusorio que relatas.

Te aplaudo.

Un besito.

DANI dijo...

Joder Javier, te das cuenta de la cantidad de excelencias que has escrito en este texto?? Ya no sólo hablo del sentido, hablo de pequeños rincones como "atar el viento", "cosquillear la curiosidad", "arrojar las astillas de la calma" y así una tras otra.

Con ser capaz de inventar una me conformaría.

Un día te pediré alguna prestada :))

Un abrazo enorme

Crista de Arco dijo...

Este texto es sublime. Coincido con el resto, hambre, vejez y por qué no enfermedad?

Un lujo tus letras querido *

Un beso o 2 #

GABU dijo...

"que no recogen espera sino que se dejan abrazar por ella como escudo de la irrefrenable nada que los acorrala día a día..."

Que tristeza me da saberme algún día con esa sensación a cuestas!!! :(

P.D.:El tiempo a su paso inexorablemente,nos rompe...

BESOS CONTINUOS

Gabriela Amorós dijo...

Es impresionante como nos has leído el asfalto como quien lee las líneas de la mano... así, a través de tus ojos ha surgido un trance crudo y certero que interpreta los signos e incluso los presiente y preconiza. Me ha parecido fascinante porque no has recurrido a descripciones presenciales de transeunte, sino que has derramado tu pulso poético hacia la calle como si tu fueras una lengua de barro y el suelo fuera tu molde para modelar en tu voz todos aquellos signos y marcas de hambruna, soledad y peregrinación doliente. Te felicito querido Javier, tu escritura es brillante. Gracias por publicar y aunque para esta lectora que te admira sea muy de tanto en tanto la espera merece mucho la pena.

Un abrazo inmenso

MAGAH dijo...

Y el hambre ordena seguir, siempre, con prisa y sin pausa.

Buen texto amigo! Felicitaciones!

EvaBSanZ dijo...

''En el susurro de polvo reposado lo sutil acoraza al verbo....'' Divina frase.

El viaje hacia el lugar de descanso, asi hambriento, viejo y quizás cansado.

Maravilloso relato y reflexión

Mi beso para ti Javier

TORO SALVAJE dijo...

Han atado el viento...
Después de esa frase, que predispone a asistir a un gran acontecimiento, empieza el festival.
Veo la nada a diario.
Y me aterra.
No defraudas jamás.
Gracias por compartirlo.

Saludos.

Unknown dijo...

http://miesencia-ginebra.blogspot.com/

Bsos... ;-)

silvia zappia dijo...

tal vez por esto, Lila haya tirado las llaves...

podrá desatarse el viento y caminar el camino?

besos,maestro*

Rochies dijo...

atar al viento, vigilia promisoria, posesión golosa...
déjeme que vuelva y me zambulla entre lineas sin detenerme en la adjetivación, o en la pureza de algunas frases.
¿Si en vez de atarlo lo dejamos a hablar? ;) aunque sabe que, he estado demasiado sometida a sus vendavales y no por propia elección. Será tal vez turno de restarle vehemencia.

Yoni Bigud dijo...

Muy bueno. Me quedo con una idea expresada como al pasar. Las urgencias dilapidan un cavilar de ocasión.

Un saludo.

LA ZARZAMORA dijo...

Vacío, hambre, soledad. Hombres despojados de la
savia, siluetas de neón que naufragan en sus propias sombras hasta colmar el hastío de la cotidianidad a cada paso, deambulando por la existencia.

Una delicia de sentimientos.

Gracias por tu paso.
Besos, Javier.

Recomenzar dijo...

por el tiempo, quienes ya tienen un pasado mucho más profuso que la incertidumbre, que no recogen espera sino que se dejan abrazar por ella como escudo de la irrefrenable nada que los acorrala día a día, miran por la ventana, se toman las manos de talla minuciosa y paciente y contemplan el paso del camino.

Contemplar la vida que pasa no es vivir tenemos que vivirla..sin contemplarla...
Hermoso tu texto profundo y complejo.
Dos besos y una flor

Inocencia prohibida dijo...

El tiempo pasa es inevitable para todos...

Buen texto

Besotes ;-)

María dijo...

Hambre, el que tanto tienen los habitantes de Somalia y otros lugares del tercer mundo, tristes sombras y lágrimas para los ojos y corazones de quiénes lo sufren.

Vejez, la que todos hemos de pasar porque el tiempo no permanece quieto y los minutos se hacen horas, y las horas años.

Un beso.

Tatiana Aguilera dijo...

Hambre, vejez, dos dagas que destruyen la cáscara de las carnes, ¿qué nos queda?, observar el paso del tiempo en una ventana. Cruel realidad.
Un abrazo, te felicito por el escrito, de una profundidad pocos veces leída en el mundo blogger.

Unknown dijo...

Y después de mi aventurada experiencia de la perdida de mis blogs, vuelvo con el tiempo que mereces, y me quito el sombrero ante tal maravilloso baile de letras, mi querido amigo, una vez mas la expresión de tu sentir hacia esas cosas que nos acompañan en esta vida, es sublime…

Un placer, siempre ;-)

Muackss!!

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